Cuna de nobles ideales y lindo rinconcito cundinamarqués, así es catalogado el bello Municipio de Simijaca Cundinamarca, ubicado al norte del Departamento de Cundinamarca en la Provincia del Valle de Ubaté, a tan solo 136 kilómetros de Bogotá. El Municipio cuenta con una temperatura promedio de 14 °C y está ubicada sobre los 2.559 metros sobre el nivel del mar. En lengua chibcha significa “Nariz o Pico de Lechuza”. 

Así mismo, el poeta José Joaquín Ortiz declaró que Simijaca significa “cielo azul”. Fue uno de los pueblos aborígenes muiscas del condominio de la Laguna de Fúquene y  fue fundado a manera de pueblo Español el 2 de agosto de 1600 por el oidor Luis Enríquez. 
Muchas tiempo antes de la llegada de los castellanos, estaban aquí nuestros antepasados los muiscas, grupo indígena que cultivaba los campos, realizaba sus rituales en la laguna de Fúquene que hicieron santuario las montañas imponentes de esta región, dando nombre a este hermoso paraje como “Simininxaca”.

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Simijaca es paraíso muisca escondido entre montañas, municipio rodeado por imponentes cerros testigos de las luchas indígenas, del dominio ambicioso de los encomenderos y conquistadores. 

Posee inmuebles con importante valor arquitectónico como la hacienda Aposentos, la casa de la cultura, la estación del antiguo ferrocarril, la casa cural y la parroquia La Inmaculada Concepción, elegante e imponente joya de la arquitectura del país.

También cuenta con atractivos naturales como: El Parque Ecológico y Recreativo “La María”, espacio de esparcimiento para propios y extraños; Peña Blanca, cerro tutelar que se puede acceder a través del Sendero del Sagrado Corazón.

Además, ven y conoce: Peña Moyba,  los Picos del Sicuara,  el cerro de La Cruz y Cueva Negra, accidentes geográficos que rodean el municipio. Las Lajas, la Laguna Encantada o del Colorado, las Escaleras ubicadas en la Vereda de Aposentos son otros recursos turísticos de la población, donde surgen las más sorprendentes leyendas de espantos, indígenas y guacas.

Ven y disfruta de sus sabores y de la mejor mazorca del país que brota de su fértil campo, de su cultura que te hace bailar al son de los bambucos y de sus bellos parajes que reconfortan el alma, fuente de inspiración de sus artesanías elaboradas con amor y maestría. Recórrela a pie o en bicicleta y te darás cuenta que Simijaca es un paraíso mágico por descubrir